Al final de este viaje maravilloso, aún brilla el fulgor de la Ensaladera de Plata, esta ilustre dama, la vieja Copa Davis. Sus rayos de plata relampaguean en el último gran resplandor del año más hermoso del deporte español. El año menos repetible del tenis: el que, en secuencia asombrosa, depositó en España las conquistas de Roland Garros, Wimbledon, el número uno del mundo, el oro olímpico y, al fin, la tercera Copa Davis en la historia... y la primera que no se gana en pista española.
Ha sido (es aún) un viaje inolvidable, cuyo epílogo escribió el último de los 66 golpes ganadores de Fernando Verdasco, el que atravesó la pista azulada de Mar del Plata como una bala de diamante. Tras cuatro horas menos cuatro minutos de una de esas batallas que han dado fama a la Davis, el tiro zurdo de Verdasco rompió la dolorida espalda de Acasuso al tercer match point. A España ya sólo le quedaba voltear la Ensaladera.



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